03 noviembre 2016

Todo nuevo en La Idea Fija


Como el Gato Félix renaciendo de las cenizas, como multitudes coreando que van a volver sobre una melodía pop ochentosa, como Terminator que promete y cumple, como Troilo nunca yéndonos y siempre llegando, así estamos nosotros, regresando, recreándonos, resignificándonos.
Acá está, un nuevo número y un nuevo diseño de todo el sitio, además de los nuevos libros que seguramente ya conocen de anteriores entradas.
Y el nuevo diseño va más allá de una nueva estética. Básicamente, hicimos todos los dieciseis años de la revista de nuevo. No de cero, obvio, pero de uno coma cinco. Ahora La Idea Fija está de nuevo entera, tras haber quedado semidestruida luego de uno de esos ataques iconoclastas de Saurio. Cosas que se habían perdido en el limbo vuelven como si nada hubiera ocurrido, cosas que habían permanecido se mejoran con un diseño que ¡por fin! responde a todas las pantallitas habidas y por haber (o eso dicen, uno nunca sabe, la tecnología va a los pedos y uno ya no está para esos trotes).

Y esto es solo el principio de la quichicientésima reencarnación de La Idea Fija. Que no será la última, porque está en nuestra naturaleza ser mutantes, pero al menos es la que recupera la dignidad, se hace cargo de su pasado y piensa en el futuro (en el que esperamos no tener que hacer otro brutal trabajo de reconstrucción como el que hicimos ahora).

Vayan por La Idea Fija y fíjense qué cambiada está.

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